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Diario de un Pediatra Aguerrido

enero 7, 2014, Author: Antonio Castillo


Trabajo en urgencias, desde hace años, donde las diferentes situaciones que se producen te hacen pensar y, siempre, sorprenderte de la lógica del niño.
Entra un chico de unos seis años, con cara de asustado y con unos juguetes en la mano que le servían para intentar aguantar una situación desagradable. De vez en cuando miraba a un coche que llevaba entre sus dedos para luego mirarme a mí, mientras yo hablaba con su madre. Venía con fiebre y, evidentemente, no tenía ganas de estar allí.
Cuando se sentó en la camilla, continuó con la cara triste mientras observaba todos mis movimientos, pero sin llorar. Mantenía su coche entre las manos.
Intentando relajar el ambiente, observé un batmóvil de metal oscuro que el chico me ofreció cuando se dio cuenta de que lo miraba. Lo cogí con curiosidad  fingida y poniendo cara de sorpresa le dije:
-¡Anda, un coche de Batman!, ¡Qué guay!
El niño me miró relajando su semblante y me espetó:
-No es de Batman. Es mío…
Y tenía razón; era suyo. La lógica directa del niño.
Real como la vida misma…